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La Responsabilidad Social Competitiva en la Empresa Familiar - 1617 Visitas

Las empresas se han acostumbrado a lavar muchas de sus malas prácticas con acciones de Responsabilidad Social Corporativa, pero en la mayoría de los casos se trata de meras campañas de relaciones públicas.

Necesitamos promover un nuevo tipo de empresa y una nueva responsabilidad corporativa, pero hecha no sólo para brindar un servicio a la comunidad, sino porque eso te puede hacer mucho más competitivo. Es decir, se trata de promover acciones que beneficien a la sociedad no solo porque es algo que queda bien, sino porque es la mejor forma de obtener buenos resultados empresariales y ser más competitivos.

La RSC se trata de una visión de negocios que se propone vincular el respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medioambiente con la gestión misma de la Empresa Familiar, es decir, trascender los objetivos económicos en pos de un México más sustentable.

Si bien es cierto que la empresa tiene la finalidad de generar un rendimiento económico para sus inversionistas, su responsabilidad va más allá de buscar meramente objetivos financieros para un grupo determinado, y evolucionar para convertirse en una organización rentable desde el punto de vista económico para toda la sociedad.

Esto significa que la empresa tiene la responsabilidad social de ser competitiva, puesto que además de ser una entidad de la misma sociedad, obtiene de ella los insumos y recursos para generar su riqueza, y por lo tanto implica el que haga buen uso de dichos recursos al menor costo posible.

En otras palabras, la Competitividad Responsable significa integrar metas y resultados sociales y ambientales en el corazón mismo de la competitividad. Se trata de un enfoque diferente a la práctica que predomina actualmente, en la que se busca un ‘equilibrio’ entre las necesidades de la competitividad y otros intereses societarios, como si fueran metas distintas, que requieren distintos instrumentos.

Por el contrario, una estrategia de Competitividad Responsable apunta a mejorar la productividad, a través de la reformulación de estrategias y prácticas de negocios, y del contexto en el que operan las empresas, para tener en cuenta en forma explícita, sus impactos sociales, económicos y ambientales.

La Competitividad Responsable implica entonces, que los mercados recompensen de manera sistemática e integral, a las empresas que desarrollan prácticas más responsables y penalicen a aquéllas que hagan lo contrario.

Mientras que la responsabilidad empresarial continúe siendo una actividad paralela para la misma comunidad empresarial, no generará ventajas competitivas sostenibles a nivel de empresas, y mucho menos a nivel de sectores o países. Por lo que es conveniente que los intereses comerciales de largo plazo se puedan alinear con ciertas prácticas responsables a través de la integración operativa, y mediante iniciativas de colaboración con organismos públicos, y con organizaciones de la sociedad civil.

En suma, Competencia y Responsabilidad Social son los factores clave en el actual siglo XXI, siendo plenamente compatibles en el mundo de los negocios.

Seguiremos platicando…
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