Estamos ante un hecho inusitado y que espero sea irrepetible.
La contingencia de salud a nivel mundial ha generado que los negocios poco a poco se vayan apagando, algunos cerrando totalmente, otros parcialmente.
Este problema generará o genera invariablemente una crisis económica más grave de lo que veníamos sufriendo.
En materia de negocios, hay un rubro que tendrá repercusión inmediata como daño colateral a la reducción de operaciones comerciales y son las cuentas por cobrar.
Como parte de la administración del negocio, se debe cuantificar el riesgo de incobrabilidad y sus efectos en los flujos de efectivo de las empresas.
Una forma de medir ese riesgo y cuantificarlo es aplicando lo establecido en la NIF C-16 Deterioro de Instrumentos Financieros por Cobrar, que a pesar de su nombre que es muy técnico, se refiere a la incobrabilidad de las cuentas por cobrar, en especial de los clientes.
No olvides que de conformidad con la NIF B-13 hechos posteriores, estos problemas que se están enfrentando en 2020 deberán tener un impacto en las cifras de 2019, es decir, deberás considerar una estimación de posible incobrabilidad, que se denomina Estimación para Pérdidas Crediticias
Esperadas, lo que conocemos como estimación para cuentas de cobro dudoso.
El impacto es fuerte, así que además de apoyar a la administración del negocio a tener claro con qué flujo de efectivo contarán para enfrentar esta época de crisis, y la deberás reflejar en la información financiera del 2019, por las ventas realizadas en 2019 pero que a la fecha no se han cobrado.
Esperemos que esto pase lo más pronto posible.