(222) 237-2536 y 237-2234
Durante ya varios años ejerzo la docencia en sus distintas modalidades, y es atreves de esa experiencia que he llegado a reflexionar una más íntima manera de aportar. Esta aportación parte de una idea que no es ajena a nosotros, parte de la iniciativa de propiciar a los estudiantes a profundizar su capacidad analítica, de crítica y de desarrollo personal (siendo esta ultima la que engloba las distintas dimensiones de su desenvolvimiento social y laboral), facilitándoles herramientas que les motiven a reflexionar la información y conocimiento que se les brinda en las aulas, y lo que aprenden fuera de ellas. El estar familiarizado con una doctrina o conocimiento, no es garantía de su eficiente o correcto uso, por ello debe en todo momento promoverse el desarrollo de sus capacidades intelectuales de juicio, algunos escritos hacen referencia a esta experiencia como “Capacidad sapiensal”, que se define como el máximo aprovechamiento del potencial intelectual del individuo. Es para su servidor un privilegio contar con otra herramienta de expresión como lo es esta publicación. Agradezco a la familia de esta plataforma que me ha facilitado la oportunidad para fomentar el dialogo y desarrollo profesional. La finalidad de estos canales de comunicaciones serán la de disertar y fomentar la participación profesional en las distintas esferas donde nos encontremos, tomado los referentes que vayamos consumiendo en el camino. Es por ello que esta primera aportación, me permito compartirles ideas y pensamientos referentes a la educación superior, y una breve opinión de su vínculo en el área ocupacional de las industrias. A continuación, los contenidos que se manejaran en estas primeras publicaciones.
1ra Parte: Planteamiento de un Latente problema.
2da Parte: Una Justa Razón. Objetivos de la investigación y Desarrollo.
3ra Parte: Hallazgos y Recomendaciones
“Planteamiento de un latente problema”
Actualmente en las Universidades, existe una costumbre que predomina en muchas ocasiones, esta se trata de dejar el proceso de titulación en espera, como si fuera merecido una época sabática para terminar de manera formal los estudios en educación superior. Esto normalmente hace que del 100 % de la matricula egresada (ya diluida tomando en cuenta el número de estudiantes que se incorporó inicialmente, y deserto) solo alrededor del 20 al 30 % le da seguimiento al debido proceso y tramite para finalizar su carrera; dentro de estos últimos, ya existe un pequeño porcentaje que inició sus estudios profesionales ya laborando en el área ocupacional de su carrera universitaria. Después del transcurso de 3 a 5 años, correspondientes a los debidos programas educativos de cada universidad del país, de los estudiantes que terminaron de cursar los programas de la licenciatura, solo alrededor de un 29% aproximadamente se encuentra trabajando en el área profesional para la cual fueron preparados. Ahora , entiendo perfectamente que los porcentajes así como las estadísticas pueden llegar a ser diferentes en cada estado, sin mencionar factores económicos y sociales como lo fueron los efectos de la pandemia que inicio el año pasado; aún en la actualidad se gestan colaterales escenarios que impactan nuestro ejercicio profesional y desarrollo laboral, pero aun así, debemos de ser honestos a nosotros mismos, y más con los jóvenes que tanto recurren a nosotros para una posible guía o mentoría, y siendo así, debemos admitir que hay algo que no se está realizando de una manera ideal, que existe la oportunidad de hacer las cosas distintas para un desarrollo pleno .Es de suma importancia reconocer que el índice ocupacional de nuestros estudiantes es uno de los muchos indicadores que debemos salvaguardar, y es por eso que resulta inquietante estos porcentajes, un significativo grupo de egresados que no se incorporan en el área ocupacional para el cual se prepararon, no solo representa una negativa realidad que es válida y reconocida, también expresa claramente un problema aun mayor, es el síntoma de una posible y muy amenazante realidad, la desarticulación de su perfil de egreso con el campo ocupacional en el mercado laboral. Antes de continuar quiero agregar que el trabajo de los maestros, durante toda esta época, ha sido meritoria y aplaudible, enormemente notable, la mención en este texto solo hace referencia a los supuestos en donde existe algunos docentes en la educación superior del país, que no han ejercido de una manera práctica y experimentada, los contenido de su perfil profesional, es entonces, cuando de manera consecuente el estudiante no relaciona lo aprendido en clase, con lo exigido en el mercado laboral, ya que su primer y vital encuentro con la carrera profesional, careció de una piedra angular, la práctica y destreza profesional del docente que debió articular sus estudios con su futuro desempeño en la industria. Al carecer de estas capacidades pedagógicas y profesionales, demerita el impacto de los contenidos programáticos, dando como resultado deficientes nociones profesionales de su campo, generando un negativo impacto en el área ocupacional del egresado de estos programas.
Abordando el argumento desde una óptica distinta, no puedo evitar recordar y asociar que, de una manera retórica, estamos reviviendo la alegoría del “Mito de la Caverna”, un prodigioso escrito recopilado en “La Republica de Platón” VII, de este mismo autor claro. El mito de la caverna de Platón es una alegoría contextual sobre como percibimos la realidad de nuestro conocimiento y su eficiente aplicación. Platón le da nacimiento al mito de la caverna para demostrar en sentido figurativo que nos encontramos encadenados dentro de una caverna, (Alegoría que es traída a la educación superior), y cómo las sombras que observamos en la pared componen aquello que consideramos real. Estas sombras son los conocimientos que no necesariamente se encuentran actualizados, o no son los elementos de la práctica profesional que necesitaran, pero ellos ignoran estos escenarios, ya que para ellos es la realidad, y cuando dejan la caverna (símil de la educación superior), algunos de ellos padecen las consecuencias de no haber comprendido y analizado la realidad de las competencias necesarias para su campo ocupacional. Mucho queda por hacer, y por platicar, es decir, que podríamos disertar de estos temas indefinidamente, pero creo que ya es suficiente para haber entendido que efectivamente, se trata de un problema, y como cualquiera de ellos, comprendemos las dimensiones de sus dificultades no solo para entenderlas, sino para proponer ideas y solucionar estas dificultades. Le invitamos a que nos siga en nuestra siguiente publicación, en donde exploraremos más estas condiciones, proponiendo una metodología de aportación. Si es posible imaginar un mejor destino, bien también es posible crear las herramientas para alcanzarlo y hacerlo realidad. Hasta la próxima.
